11 may 2012

Pero la pucha!

Sí, sí,
Ahora que terminé primeros parciales,
Ahora que parece que la vida está más lenta
Ahora que parece ser que tengo o cada vez menos cosas que hacer en el trabajo o las hago muy rápido, o son períodos, como los períodos de sequía.
Voy a escribir sobre CUALQUIER pelotudez.
Así que ahí va la próxima:

Ayer llovía mucho. MUCHO. O al menos eso se escuchaba desde mi ventana. Ante ayer me acosté 1 am menos..algo. Me fui a bañar tarde, me quedé viendo tele. Pero no viendo algo concreto, sino seudo zapping, nada específico. Un poco de todo, nada en concreto.
Me desperté entonces 7.30 con mi alarma con muuucha pereza. Los días de lluvia me gustán un montón, pero me tiran abajo. Parece que es el día perfecto para usar negro, para ponerse lo primero que encontrás, para hacer modorra por 10' más. Y es que esencialmente es eso, la modorra. Osea me tira dormir y MUCHO esos días. Y a veces me agarra bajón, o nostalgia, o ambos. Los días de lluvia son mágicos días emo, creados para los emos y para quienes tienen alguna condición que los haga personas mega especiales. Como yo! (?) (ponele).
Después de 10' me levanté y empezó mi día. Me fui sin desayunar, mi hermano no me dejó... Pero me llevó a la parada.
Cuando estamos llegando con el auto, veo pasar 3 152. Pero la pucha! Siempre que estés llegando a la parada, va a pasar el bondi que necesitás y vas a tener que esperar otros 7'.
Y así fue, cuando estaba llegando pude ver su partida. Bajo lo que parecía ser lluvia pero resultó ser llovizna, esperé sin apuro al siguiente semirápido, el cual vino en 4'. Me subí y observé que no estaba tan hasta las bolas como siempre. Osea, estaban TODOS sentados. Con mi moneda de $2 y de $0,10 pagué el boleto, y esperé parada en el medio.
Lo que me lleva al tema central.
Cuando sabés que las probabilidades de que varios se bajen del bondi y así poder tomar su asiento serán de un 27.67% (medidas claramente inventadas), por lo que uno debe pararse estratégicamente a modo de poder tomar el siguiente movimiento. Agarré, me paré en el medio y observé el panorama.
Por lo general, como mi bondi va a microcentro, la gente va relativamente formal vestida a trabajar. No como yo con mis días de pereza total, en donde impongo un inventado "casual friday" y me vengo, como hoy con buzo Gap. Entonces, haciendo un perfil rápido de cada pasajero, mientras que cada 2 cuadras se iban subiendo entre 1 y 2 personas por parada, se iba llenando. Era momento de decisión. A quién apostar.
La primera persona que se subió se paró al lado mío, miró y la sigo con la vista. Fue y encontró en el primer rincón del transporte un asiento al lado de la puerta, del lado de la ventana. "Pero la pucha! cómo no me di cuenta que había un asiento libre!!". Me sentí muy débil mental.
Después cuando estaba apostando a una persona, se sube otra. Mi apuesta se levanta y la persona nueva que entró seudo corrió al asiento y se sentó, sin mirar si había alguien "antes" de ella.
Todo bien, pero siento que a veces soy considerada en ciertas cosas al pedo, cosas en las que nadie se pone a pensar. Pero yo actúo así. Si sé que estabas antes que yo esperando el asiento, y pareciera ser que vamos hasta lejos, te lo sedo. Osea, me paro al lado y te miro, a modo de: dale, cagame que está todo bien.
El tema es que no, no lo hizo. Quizá es porque las minas son un toque más egoístas que los flacos.
Igualmente, me pasó lo mismo con 3 personas. Y con  otro del que no sabía qué tan lejos iba a llegar, se bajó a una parada de la autopista.
Goddamn it! Tendría que haber seguido mi instinto. Pero no. Dudé.
Al agarrar la autopista me fui a sentar en las escaleras, ya que nada más importaba.
Por 15' sentí la mirada penetrante de un flaco en traje que tenía el asiento en dirección opuesta al camino. Me hice la boluda un rato, pero cada vez que ojeaba lo veía que me miraba. "Basta chabón!", pensaba.
Miraba por la ventana, al piso, la ventana, la gente, el piso, la ventana. Hasta que en mi rango periférico vi una mano sacudiéndose.
"Que tipo bizarro!", pensé. Hasta que me di cuenta que su seña era directamente para mí, porque cuando recorrí con la vista su mano, su muñeca, su antebrazo, su brazo, subiendo hacia su cara, me miraba fijo. Lo miro, y en silencio, en ese lenguaje mudo que todo el mundo conoce me dice: "Querés cambiar?". Le hice gesto de negación con la cabeza. Devuelta insistió: "¿Te querés sentar?" Volví a hacer el mismo gesto, acompañado por un "Gracias" mudo, un nod (no sé cómo decirlo en castellano, mi cerebro hoy se saturó idiomáticamente), y una leve sonrisa. Por lo visto, eso lo conformó, porque se echó hacia atrás, cerró los ojos, y descansó todo el viaje.
Por mi cuenta, yo fui sentada levemente incómoda en las escaleras, aferrándome al tubo amarillo, ya que fue el viaje más violento en bondi semirrápido que tuve en el último año. Todo por querer ser jodida.

Hoy, en cambio, salí muy tarde de casa porque es el cumpleaños de madre. Le fui a llevar el regalo al cuarto, se estaba cambiando así que se lo llevé a la cocina para qeu lo abriera mientras desayunábamos.
Mi viejo me cagó 2' de sueño, ya que entró al cuarto, prendió la luz, y me dijo: "Pero nena, ¿te olvidaste de poner el despertador o no lo escuchaste?". A lo cual pensé: "Uy la puta, me quedé dormida devuelta, seguro son 8.30 y llego a las mil horas.... menos mal que no viene mi jefe hoy.". No. Nada de eso. Eran 7.28, mi alarma sonaba 7.30. ¿¡Qué necesidad!? Cero.
Bueno, bajo, me hago un café, le hago un té a madre, hago unas tostadas, empiezo a hacerle un jugo de naranja. Ella baja, la saludo, y me dice: "me imagino que es para vos el jugo". "No, es para vos..." "Ah no, no tomo". It's okay... Me tomé 2/3 yo, 1/3 ella. It was SO good.
Le doy el regalo. En realidad eran dos. Uno noté que no le gustó. El otro sí. Al menos a uno le pegué.
Supuse que me llevaba ella a a) la estación de tren, b) la parada. No. La esperé 2' al pedo. Me fui caminando a la parada. Tenía mucha paja de caminar 8 cuadras más.
Fui tranquila, sin apuro, escuchando Resacados. Riéndome en el camino. Insisto, son muy capos. Se lo recomendé a alguien de la facultad, quien, después de casi un año de tenerlo de vista, no tengo ni la más pálida de cómo se llama. Estaba conmigo en Historia y era el típico chabón que mientras todos escriben cual mulas egipcias, él tipea con su pc portátil. Mi amiga decía que lo odiaba. Yo no entendía por qué. El odio me parece un sentimiento muy fuerte y considerado para personas a quien no conozco. Como que no da. En fin, se lo recomendé cierto día en que yo hablaba con gente de RRHH y no hablamos más. Ayer me lo crucé, le pregunté, y me dijo del cambio trascendental de sus mañanas. Obviamente, se están exagerando las cosas para lograr influenciar a ustedes, silenciosos lectores.
Llegué a la parada, estiré el cuello, un semirápido paró al toque. Me subí. "Hola, $2,10". "Gracias". Me paré en el medio, para variar. A las 2 paradas, alguien se levantó, me senté al toque, y torré desde Puente Saavedra hasta 9 de Julio y Av. Santa Fé. Bello viaje. Mucha suerte.

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