Hola mi gente! (imagínense acento venezolano)
No sé por qué, me acorde de Shakira e imaginé que diría algo así.
El otro día fui a una entrevista. No con la empresa en sí, sino con una consultora de RRHH. El lugar quedaba en Panamericana y algo con S, cerca de Márquez, a una cuadra. Creo que era Sucre. Soy malísima con las calles.
El tema es que me llamaron el día anterior para contarme que a las 3 pm era, dije "ok, todo bien". ¡Qué bólida! Salí seudo corriendo del laburo, llegué 2.15 pm a casa, con el deseo ferviente de que madre me llevara a dicho lugar. A todo esto, madre había vuelto del super y estaba tranquilamente guardando las cosas, viendo cómo yo devoraba el riquísimo arroz con atún que había hecho, corría a cambiarme y lavarme los dientes. 2.28 ya estaba lista. Ella me dijo que al menos hasta Panamericana me alcanzaba. Terminé saliendo de casa 2.36.
Estando luego sobre Panamericana y Pelliza, esperé al supuesto 430. Llovía. Llegó un 21, siguió. Llegó otro 21, dudé, no le pregunté al chofer a tiempo y se fue.
Llegó un 60 y dije se va'l carajo, "Hola, llegás a Sucre?", "Sí", "Copado!". Me subo, muestro la sube y me mira. "¿Hasta dónde?" "Sucre...¬¬". Me senté, agarré mi mapita de Google Maps y me bajé donde tenía marcado. Caminé media cuadra hacia adentro, y después cuando me di cuenta que tenía la dirección equivocada me fijé en el mail que el pifié un par de números. Toqué timbre, subí, me presenté, me senté, esperé a que me llamaran, observé mi competencia (un chabón trajeado, no estaba muy bueno). Me llamó una mina y la entrevista empezó. Fue bastante normal dentro de todo, me preguntó por qué quería trabajar en la empresa, le tiré algo que pudo ser verso, pero no fue nada planificado ni pensado, simplemente salió. Será honestidad? No sé. El tema es que me contó del puesto. Y me dijo que le gusté. Mi ego subió un poquito. Para volver no sabía qué mierda tomar. Empecé a caminar hasta encontrar la calle que tenía escrita a seguir. Nunca la encontré. Caminé, crucé lo que creo era Marquez y paré a un 333, le dije que iba a Olivos y me dijo que él iba, pero llegaba en más de una hora, que no sé dónde ni qué puente tenía que cruzar, etc.
Por lo visto mi cara de pánico fue tan grosa que me dijo: vení que te llevo del otro lado del puente así te tomás algo. Quise pagar con la sube. No me dejó. Me llevó gratarola. Alabado señor. Otro que escuchaba la situación, un poco más mayor, me dijo "yo te la marco, ya que bajo ahí". Suspicious. Lamentablemente debo admitir que a veces, al menos un 20% sospecho de cierta bondad de la gente, en especial, cuando estoy perdida. Pero bue, es el país en el que vivimos que estamos siempre con algo, aunque sea un porcentaje bajo, con temor. Del otro lado me tomé un 707 rojo que justo justo frenó cuando me bajé del 333. Agradecí y me subí hasta Centenario, donde después me tomé el 365 hasta Maipú. Llovía, hacía frío, era viernes, y la paja abundante. Llamé a mis viejos en el camino, me comentaron que andaban cerca. Me fueron a buscar cuando me bajé. Me ahorré de caminar 6 cuadras. Les conté a mis viejos cómo me fue, y el resto del día y del finde siguió su curso normal.
La siguiente semana me llamaron de que querían otra entrevista, pero esta vez, en la planta.
No sé por qué, me acorde de Shakira e imaginé que diría algo así.
El otro día fui a una entrevista. No con la empresa en sí, sino con una consultora de RRHH. El lugar quedaba en Panamericana y algo con S, cerca de Márquez, a una cuadra. Creo que era Sucre. Soy malísima con las calles.
El tema es que me llamaron el día anterior para contarme que a las 3 pm era, dije "ok, todo bien". ¡Qué bólida! Salí seudo corriendo del laburo, llegué 2.15 pm a casa, con el deseo ferviente de que madre me llevara a dicho lugar. A todo esto, madre había vuelto del super y estaba tranquilamente guardando las cosas, viendo cómo yo devoraba el riquísimo arroz con atún que había hecho, corría a cambiarme y lavarme los dientes. 2.28 ya estaba lista. Ella me dijo que al menos hasta Panamericana me alcanzaba. Terminé saliendo de casa 2.36.
Estando luego sobre Panamericana y Pelliza, esperé al supuesto 430. Llovía. Llegó un 21, siguió. Llegó otro 21, dudé, no le pregunté al chofer a tiempo y se fue.
Llegó un 60 y dije se va'l carajo, "Hola, llegás a Sucre?", "Sí", "Copado!". Me subo, muestro la sube y me mira. "¿Hasta dónde?" "Sucre...¬¬". Me senté, agarré mi mapita de Google Maps y me bajé donde tenía marcado. Caminé media cuadra hacia adentro, y después cuando me di cuenta que tenía la dirección equivocada me fijé en el mail que el pifié un par de números. Toqué timbre, subí, me presenté, me senté, esperé a que me llamaran, observé mi competencia (un chabón trajeado, no estaba muy bueno). Me llamó una mina y la entrevista empezó. Fue bastante normal dentro de todo, me preguntó por qué quería trabajar en la empresa, le tiré algo que pudo ser verso, pero no fue nada planificado ni pensado, simplemente salió. Será honestidad? No sé. El tema es que me contó del puesto. Y me dijo que le gusté. Mi ego subió un poquito. Para volver no sabía qué mierda tomar. Empecé a caminar hasta encontrar la calle que tenía escrita a seguir. Nunca la encontré. Caminé, crucé lo que creo era Marquez y paré a un 333, le dije que iba a Olivos y me dijo que él iba, pero llegaba en más de una hora, que no sé dónde ni qué puente tenía que cruzar, etc.
Por lo visto mi cara de pánico fue tan grosa que me dijo: vení que te llevo del otro lado del puente así te tomás algo. Quise pagar con la sube. No me dejó. Me llevó gratarola. Alabado señor. Otro que escuchaba la situación, un poco más mayor, me dijo "yo te la marco, ya que bajo ahí". Suspicious. Lamentablemente debo admitir que a veces, al menos un 20% sospecho de cierta bondad de la gente, en especial, cuando estoy perdida. Pero bue, es el país en el que vivimos que estamos siempre con algo, aunque sea un porcentaje bajo, con temor. Del otro lado me tomé un 707 rojo que justo justo frenó cuando me bajé del 333. Agradecí y me subí hasta Centenario, donde después me tomé el 365 hasta Maipú. Llovía, hacía frío, era viernes, y la paja abundante. Llamé a mis viejos en el camino, me comentaron que andaban cerca. Me fueron a buscar cuando me bajé. Me ahorré de caminar 6 cuadras. Les conté a mis viejos cómo me fue, y el resto del día y del finde siguió su curso normal.
La siguiente semana me llamaron de que querían otra entrevista, pero esta vez, en la planta.
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